1 jun 2011

La huída

Encondés tu juventud entre tus canas.
Pero tan bien no se escondes porque tus ojos lo revelan,
en ocasionales destellos la sombra de la esperanza
que marco tus pasos, ya cansados.

Tu rostro no suele dar rastros de infancia
en la que la inocencia y timidez reinaban
tus labios curtidos por la hostilidad de la vida
que dejaron en ti paciencia, resignación y la experiencia hecha gloria

Busco, insolente, el pecado en tus actos
pero se que muy difícil es errar después de tantos años,
cuando todos los caminos ya fueron recorridos.
Quiero que caigas en la trampa, que con mucho esfuerzo te he tendido.

Hacerte errar, sé, no te hará daño. 
Prometo transportarte a lo adorado de tu pasado.
Prometo no te arrepentirás más de tu estado.
Seremos dos almas y sólo futuro, olvidando lo dañino de nuestro sin pasado.

Tus cicatrices que asombran,
huellas que revelan historia,
historias que nunca cansan
y que son lo que tanto me fascina, lo que tanto me enamora.



No hay comentarios: