Promesas de amor rigen mi camino.
Evado cuando puedo mi condenado destino.
Y cuando, finalmente, creo que logré dar con una escapatoria,
me encuentro en que sólo fue un atajo hacia lo que se promete una victoria.
Huyo inútilmente hacia el encuentro de mi ventura.
que por más que lo intente siempre es mi desventura.
Corro apurada hacia el otro lado, despojándome de lo divino,
y en sus brazos, fatigada, envenenada y resignada, siempre, termino.
Los sonidos que emites siempre tienen alguna gracia,
por la más pésima de las suertes tus labios son mi desgracia.
Me acorralas entre metáforas, mitos e historias,
que, pasadas las lunas, se transfiguran en vanaglorias.
Serán mis dedos quiénes se hundan en tu cuello,
cuál barco hundido, en un mar de mil destellos,
¡Serán los que terminen con lo que prometiste bello?
Serán, serán, serán... ¿Serán ellos?
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