8 sept 2011

Nostalgias de una mente inexistente

Seguir los propios consejos es como creer que las acciones de cada día, son ingredientes de una receta infalible, absoluta, única e invariable. Repetible infinitamente sin consideración de sorpresas ante un accidente. Como si fuera un experimento perfectamente estudiado y medido(aunque aún así la precisión científica deja mucho que desear, ¡el azar se apodera de todo en estos días!). Esto nos lleva a preguntarnos: ¿Porqué, pues, el resultado no es el mismo? y, ¡Qué aburrido sería tener instrucciones para vivir!, ¡¿Para qué viviríamos entonces?!. Trillado o no, repetido quizá aunque en otro contexto, me hago estas preguntas que muchos otros se habrán preguntado, con o sin objetivo, lo hago.
Esperar siempre las mismas conclusiones y resultados en condiciones "idénticas" es tan ridículo como decir que hay un ser humano igual a otro. Siempre necesitamos reconfortarnos en la certeza de la comparación; en vez de aprovechar y disfrutar la individualidad y "uniquéz" misma de cada ente o situación, tornando, así, aburrido aquello que es obviamente nuevo, irrepetible y único... "como todo". Y aunque nos perdamos en el aburrimiento, que nosotros mismos creamos, tal vez aún nuestra alma aún pueda salvarse. Caer en generalizaciones y determinismos nos hace autómatas, porqué no, algo determinados, ridículas excusas de existencia, no más valiosos que cualquier vegetal que consumo en mis comidas sin intenciones de minimizar a mis lechugas, pero no se me ocurre nada menos valioso que un ser humano desperdiciado.
Así es como uno olvida la "existencia" de la imposibilidad de repetir cada instante. Los momentos son tan únicos e irreemplazables que da vértigo perderse en ellos. No se termina de procesar uno que otro aparece a embestirnos y sofocarnos, destronando, humillando y robándose la atención del anterior, tal vez por esto prefiramos ignorar la diferencia de cada instante, de no ser así, la locura nos invadiría. Pero que consuelo da esa nostalgia del recuerdo cuando uno necesita el consejo de un oído amigo.
Dedicado a mi mejor amigo, Emma.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bueno! Me encanto!! Muy buena reflexion, y es cierto, a veces no valoramos lo valioso de ser seres unicos e irrepetibles ^^
Saludos!!

Rebeca.